Esta obra
fue beneficiada en el CONCURSO IBEROAMERICANO DE TEXTOS DRAMATICOS
CELCIT 40º
ANIVERSARIO. Jurado integrado por Marco Antonio de la Parra, Adriana Genta y
Guillermo Heras. Abril de 2015.
Se
estrenó en septiembre de 2015 en el Ciclo “El Teatro dentro del teatro”
Celcit-Argentina, con el siguiente equipo:
En
escena:
Juan Cereghini y Gabriela Blejer
Asistencia:
Alejandra Ibáñez Gómez y Andrea Albano
Dirección: Kiki Peña.
En octubre de 2016 se realizó una lectura dramatizada en la Ciudad de México a cargo de la Compañía RENO.
- Publicación de la obra en la colección El Teatro Dentro del Teatro II en Cuadernos de Dramaturgia Internacional de la editorial PASODEGATO. México- DF. Año 2016.
- Publicación de la obra en las ediciones del CELCIT. Obra premiada en el Concurso Iberoamericano de textos dramáticos CELCIT- 40° aniversario. Argentina- Año 2015.
- Publicación de la obra en la revista Conjunto de Casa de las Américas. Cuba- Año 2015.
Número
único
Con una música de espectáculo de magia ingresan al
escenario el Mago Kevin y su asistente
Susan.
El mago está vestido con la indumentaria de un mago,
de color blanco en su totalidad, lleva una galera, una gran capa y una varita
mágica también de color blanco.
Susan, la simpática asistente, en contra de lo acostumbrado,
lleva un enterizo color negro, de una tela que se adhiere a su cuerpo, lleva
guantes negros y botas de taco alto del mismo color. Este atuendo, si bien es
neutro, resalta sus curvas y le da una imagen muy sensual que se completa con
una abundante cabellera castaña, con algunas ondas.
El mago hace
algunos trucos que son acompañados por efectos musicales y su asistente, muy
sonriente, acompaña cada performance, caminando de un lado a otro como fondo de
la escena. Al finalizar la música y el show de presentación, luego del aplauso
esperado, ambos miran al público, por
unos segundos, con una sonrisa afectada y sostenida.
El Mago Kevin da un toque mágico con su varita, en
dirección a la platea y se escuchan risas grabadas. Luego atraviesa el aire en
forma horizontal, una vez y las risas grabadas se cortan.
A continuación Susan toma la varita del Mago Kevin y
da dos toques mágicos, en dirección a la platea y se escuchan aplausos
fervorosos grabados. Luego atraviesa el aire en forma horizontal, dos veces y
los aplausos grabados se cortan.
Kevin: El
reglamento dice que esta obra…
Susan: …este
número…
Kevin: …
este show, debe durar no más de media hora,
por lo tanto intentaré ser lo más breve posible.
Susan: Intentaremos
serlo.
Kevin: Yo
soy el Mago Kevin y ella es Susan, mi asistente, mi intérprete, mi conciencia,
mi sombra ¡Intentaremos ser los más neutrales posibles!
Susan: “Neutralidad”
imposible.
Kevin: Seremos
los más neutrales posibles, al menos en el idioma.
Susan: El
español no es nuestro idioma, será más fácil entonces que hablemos en
castellano neutro.
Kevin: El
reglamento dice que el idioma deberá ser castellano, no impide que sea neutro...
Susan: Los
reglamentos están para interpelarlos…buscar las zonas indefinidas, las islas…las
lagunas legales.
El Mago Kevin da dos toques mágicos, en dirección a la
platea y se escuchan aplausos fervorosos
grabados. Luego atraviesa el aire en forma horizontal, dos veces y los aplausos
grabados se cortan.
El mago
Kevin hace aparecer una foto que muestra al público.
Kevin: El
día que se publicó esta foto, la vida de su autor cambió rotundamente. Hasta allí la vida del fotógrafo transcurría
con total “normalidad”, así entre comillas ¿Qué tiene que ver esto con nuestro
show? Se estarán preguntando muchos de ustedes.
Bien, ahora llego, el poder de una imagen, una foto, causará distintos
efectos de acuerdo al contexto donde se la presente. Esto es la esencia de la
magia, la ilusión correspondiente en el momento justo. La construcción de la
fantasía. La puesta en escena de la
cosa.
Mi talento es el fruto de la
curiosidad que nunca me faltó, de mi necesidad de seducción… seducirlos y conquistarlos
con mis espejismos… Siempre he sabido sobre el poder de ilusión, sobre la
magia, sobre el poder que tiene una varita mágica como ésta, un toque, un poder que sale por la punta luego del conjuro, como
un disparo… una varita, un arma, una cámara… todas apuntan y acechan para
captar el momento justo, cuando la mirada del espectador se distrae y
¡Atraparlo!
El Mago Kevin da un toque mágico, en dirección a la
platea y se escuchan risas grabadas.
Luego atraviesa el aire en forma horizontal, una vez y las risas grabadas se
cortan.
Susan: ¡Ninguna
foto cambia el mundo! Por más que digan y aseguren que esa foto, como otras, elevó
el nivel de conciencia respecto a la pobreza en África…todos sabemos que eso no
es verdad, tú lo sabes, yo lo sé… (Por el
público) ellos, ustedes lo saben.
Kevin: Armemos
la escena, yo soy el buitre, por lo tanto debería ubicarme más atrás, del lado
izquierdo, desde la perspectiva del público. Tú eres el niño, que se encuentra tirado en el piso en
diagonal hacia la derecha, desde la perspectiva del público, más allá…más, casi
en proscenio. Bien ¿Estás lista?…
Susan: Lo
estoy.
Kevin: ¿Quién
disparará la foto? Es imposible representar esta escena, ya que somos dos.
Susan: Yo
misma podría hacerlo, una selfie que
te tome a ti también, en perspectiva. Yo en primer plano y tú más atrás…
Kevin: Es
imprescindible que seamos tres, necesitamos ser impares, es profundamente
imperioso que haya un tercero que registre el suceso entre las dos fuerzas,
entre la presa y el cazador ¡Es fundamental un tercero que dispare!...la cámara
de fotos.
Susan: ¿Puedes
hacerlo aparecer con tu varita?
El Mago Kevin da un toque mágico, en dirección a la
platea y se escuchan risas grabadas. . Luego atraviesa el aire en forma
horizontal, una vez y las risas grabadas se cortan.
Kevin: No,
debería ser una persona real, no puede ser una ilusión.
Susan: Le
podríamos pedir a alguien del público.
Kevin: No
se puede, porque ese público debe estar en la platea del teatro, esa es su
función, son como los televidentes, permanecen por fuera de la representación, del
otro lado de la pantalla… es decir no pueden atravesar la línea divisoria. Es
ese público que puede mirar otra representación, dentro de la ficción. Son
ellos los que tienen todas las perspectivas. Entonces ¿Quién es el público interno de la
ficción?...
Silencio
El Mago Kevin da un toque mágico, en dirección a la platea
y se escuchan risas grabadas. Luego atraviesa el aire en forma horizontal, una
vez y las risas grabadas se cortan.
Vuelvo a preguntar: ¿Quién es el público interno de la
ficción?...
Susan: ¿La
cámara?
El Mago Kevin da dos toques mágicos, en dirección a la
platea y se escuchan aplausos fervorosos grabados. Luego atraviesa el aire en
forma horizontal, dos veces y los aplausos grabados se cortan.
Kevin: ¡Exacto!
La cámara es la que mira dentro de la pantalla, es el ojo espectador metido en
una escena que luego será montada dentro de otro espectáculo más grande: una
noticia periodística, un documento judicial para un juicio, una fiesta social,
el televisor encendido dentro de una obra de teatro o de una película ¡Siempre
hay un montaje mayor, que la contiene!
El mago y su asistente miran por unos segundos, con
una sonrisa afectada y sostenida, a la platea y/o a la cámara.
El Mago Kevin da dos toques mágicos, en dirección a la
platea y se escuchan aplausos fervorosos
grabados. Luego atraviesa el aire en forma horizontal, dos veces y los aplausos
grabados se cortan.
Susan: Un
niño sudanés, con un alto grado de desnutrición, se arrastra por la tierra,
casi no tiene fuerzas para moverse y llegar al campamento de alimentos de las
Naciones Unidas. A pocos metros, un buitre espera su oportunidad y el
fotógrafo, con el dedo en el gatillo, también.
Es una obviedad que el pequeño se está muriendo de
hambre, mientras el buitre aguarda para luego proveerse de alimento.
Kevin: A
partir de esta imagen, el dilema se instaló, sobre todo cuando la fotografía
ganó el premio a la excelencia.
Susan: ¿El premio a la excelencia?
Kevin: Un premio prestigioso para
estimular la excelencia.
Susan: ¿Excelencia de qué tipo?
Kevin: Susan,
no empieces con tus cuestionamientos….Cuando la fotografía ganó el premio a la
excelencia fotográfica, la crítica, la opinión pública... entendió la imagen
captada como una alegoría de lo que sucedía en Sudán: el pequeño sudanés de
raza negra, era el problema del hambre y la pobreza, el buitre era el
capitalismo y Kevin Carter era la indiferencia del resto de la sociedad.
Susan: ¿Por
eso te has puesto Kevin? ¿Tú eres Kevin?
Kevin: Yo
soy el Mago Kevin, les hago creer a ellos (por
el público)…lo que no es. Por ejemplo…
Se escucha una música de espectáculo de magia, el Mago
Kevin realiza una performance de movimientos mostrando su galera vacía. Luego
realiza un ritual que culmina con un soplido de Susan dentro de la galera. La
música acompaña la aparición de un libro que asoma desde adentro, Susan toma el
libro al concluir la música con efecto final.
Susan: Un libro es aburrido para un espectáculo de
magia, una paloma blanca hubiese sido
simpática, un conejo blanco es muy tierno, pero un libro... ¡Kevin por favor! Hay
ciertas reglas que debemos seguir.
Kevin: Las
reglas, como los reglamentos, están hechas para relativizarlas.
Susan: Un
espectáculo de magia, debe ser entretenido y un libro está dirigido a los
posibles lectores.
Kevin: Depende
de cómo lo uses Susan. Puede ser muy divertido, créeme.
Susan: (mirando
la tapa del libro) “Sobre la fotografía” Susan Sontag.
Kevin: Susan,
como tú.
Susan: Si
¡Qué casualidad!
Kevin: Nada
es casual.
Susan: No
entiendo a dónde apuntas con todo esto.
Kevin: Coordenadas
mi querida Susan, la clave de un buen truco de magia, es saber exponer bien los
elementos que lo constituyen.
Elige
un número de dos cifras. Cualquiera. ¡Ya! No lo pienses.
Susan: Treinta
y uno.
Kevin: Elige
un número de una cifra. Cualquiera. ¡Ya! No lo pienses.
Susan: Uno.
Kevin: Lee
entonces, pagina treinta y uno. Párrafo uno.
A Susan le cuesta
buscar la página a causa de los guantes que lleva puestos.
Susan: (Lee) “Hay algo depredador en la acción
de hacer una foto. Fotografiar personas es violarlas, pues se las ve como jamás
se ven a sí mismas, se las conoce como nunca pueden conocerse; transforma a las
personas en objetos que pueden ser poseídos simbólicamente. Así como la cámara
es una sublimación del arma, fotografiar a alguien es cometer un asesinato
sublimado, un asesinato blando, digno de una época triste, atemorizada.”
Kevin: ¿Entiendes?
Quizás lo que Kevin Carter no pudo soportar fue la conciencia de saberse un
depredador. Se lo acusó de no salvar o ayudar a ese niño y pensar en su pequeño
tesoro fotográfico. Ya mismo lee, página dieciséis, últimos tres renglones del
primer párrafo, después del punto.
Susan trata de apurarse
lo más que puede pero el libro se escapa de sus manos y cae al piso.
Esto
parece un número de clown.
El Mago Kevin da un toque mágico, en dirección a la platea y se escuchan risas grabadas.
El Mago Kevin atraviesa el aire en forma horizontal,
una vez y las risas grabadas se cortan.
Repito,
página dieciséis, últimos tres renglones del primer párrafo, después del punto.
Susan: (Lee) “Las fotografías son en efecto
experiencia capturada y la cámara es el arma ideal de la conciencia en su
talante codicioso.”
No
entiendo a dónde quieres llegar Kevin.
Kevin: Se
especuló con esa imagen desde distintos puntos de vista. Se intentó
desbaratarla diciendo que había sido un montaje…Como si ahora mismo, yo
explicase, cómo realicé el truco del libro. Develo el engaño y ocasiono dos
consecuencias inevitables: El público, ellos (Por el público)…se tranquilizarán porque conocerán la estrategia
de la performance pero también, perderán la ilusión.
Susan: Una
de las interpretaciones de la foto fue que el niño estaba defecando, muy cerca de un centro de alimentación. Un avión de las
Naciones Unidas aterrizó en la zona para repartir maíz y las mujeres del
poblado salieron de sus chozas a recibir sus raciones, desentendiéndose de los
niños. El buitre de la foto, junto con otros buitres, estaba buscando
desperdicios, porque muy cerca de allí, había una fosa llena de mierda, una
letrina.
Kevin: También
se dijo que el niño era una niña.
Susan: Casi
que el sexo no importa en este caso.
Kevin: ¡Claro
que importa! si fuese una niña, todo se tornaría más grave aún, sería un
problema al cuadrado.
Niña,
desnutrida, de raza negra, espera su muerte…
Susan: Las
víctimas en estos casos, son asexuadas, niños y niñas…todos.
Kevin: …
mientras que el buitre, macho espera- tiene que ser un buitre macho, para que
el problema se eleve al cubo- que ese pequeño cuerpo negro, semidesnudo, con la
cabeza contra el piso a causa de su debilidad y el peso del cráneo que no puede
sostener, desfallezca.
Susan: La
desnutrición afecta por igual a hombres y mujeres…
Kevin: El
buitre espera para saltar sobre ese
cuerpito femenino, escaso de carne. Si es una niña, el buitre macho puede
representar, todos los abusos que ella podría sufrir si lograse sobrevivir….
Susan: ¡El nombre
del niño era Kong Nyong! nadie lo vio morir…
Kevin: ¿Kong?
Susan: …en
la foto se ve la pulsera de plástico que lleva en su muñeca, quizás el producto
más industrializado que ese cuerpo llegó a tener.
Kevin: ¡Kong
Kong!
Susan: Culparon
y criticaron al fotógrafo por no ayudar al bebé. A partir de esa foto, toda la
opinión pública supuso que el niño sudanés había muerto, pero ni el propio
Carter lo vio morir, sólo disparó la foto y se fue.
Kevin: ¡King
Kong! Qué ironía…
Susan: ¡Kong
Nyong! Se llamaba el pequeño que sobrevivió a la hambruna, pero murió de fiebre siendo un adolescente.
Kevin: ¡Tranquilizador!
El Mago Kevin da dos toques
mágicos, en dirección a la platea, se escuchan aplausos fervorosos grabados.
Mientras los aplausos
se van disipando, Susan, se ubica adelante, hacia la derecha del espacio
escénico, desde la mirada del espectador, se arrodilla y apoya su frente en el
libro que deja en el piso. El Mago Kevin,
se ubica detrás, hacia la izquierda del espacio escénico, desde la
mirada del espectador, toma su capa para reproducir el comportamiento de un
buitre, esperando que la presa perezca, antes de su festín. La secuencia que
comienza con los tiempos necesarios para que se instale la tensión, luego se
acelera de forma caricaturesca. Susan interrumpe la ejecución.
Susan: No es
la forma de tratar un tema tan delicado.
Kevin: Hemos
estado satirizando Susan, por favor...
Susan: El
público se puede enojar y reaccionar de mala manera.
Kevin: No
deberíamos perder el humor.
Susan: Podrían
arrojarnos tomates podridos o dispararnos algún elemento de mayor dureza.
Kevin: Puede
haber entre el público, falsos espectadores… enviados para que nos agredan en
nombre de alguna causa y lograr así una escena trágica que justifique su
represalia. Ya ha pasado otras veces. Una escena dentro de otra más grande y
compleja. El público, los televidentes,
los lectores, los cibernavegantes son muy manipulables. Por eso, nosotros los magos
y todos los creadores de ilusiones, los amamos.
Kevin y Susan miran por
un momento a los espectadores, con expresión de seriedad.
El Mago Kevin se acerca
al libro que quedó en el piso, lo levanta, busca una hoja y lee.
Kevin: “…se ha vuelto
verosímil, en situaciones en las cuales el fotógrafo debe optar entre una
fotografía y una vida, optar por la fotografía. La persona que interviene no
puede registrar; la persona que registra no puede intervenir.” Página
veintisiete, segundo párrafo.
Susan: No
estoy segura si podemos hacer uso del libro en este espectáculo. Hay reglas…
Kevin: Estamos
citando, estamos leyendo desde la fuente misma… le hemos encontrado la vuelta
al reglamento.
Susan: No podemos
accionar y registrarnos. Ellos (por el
público) deben tener cámaras en sus teléfonos móviles.
Kevin: (Lee) Todo uso de la cámara
implica una agresión. Página veintiuno, primer renglón.
Susan: Si
nosotros autorizamos a que registren nuestro show ¿Estaríamos autorizando
una agresión?
Kevin: (Lee) Aun cuando a los
fotógrafos les interese sobre todo reflejar la realidad,
siguen
acechados por los tácitos imperativos del gusto y la conciencia, página veinte,
segundo reglón.
Susan: Nosotros,
los registrados por las cámaras, somos conscientes de que ellos (por el público) pueden registrar
nuestro ritual porque los autorizamos pero ¿cómo manejamos las intenciones con
las que se usarán esas imágenes? Eso no lo podemos manipular, eso dependerá de
la conciencia de aquel que registra.
Kevin: Sí,
es responsabilidad del ejecutante. Las consecuencias que pueden provocar su
registro, lo perseguirán siempre.
Kevin y Susan miran por
un momento a los espectadores, con expresión de seriedad. El libro cae de las
manos de Kevin.
Susan: “El
27 de julio de 1994 Carter llegó al río de Braamfontein Spruit, cerca del campo
y el centro de estudios, un área donde él jugaba de pequeño y se suicidó, tras
sumergirse en el río aspiró monóxido de carbono mediante una manguera pegada
con cinta al tubo de escape de su camioneta. Finalmente, murió de intoxicación
por monóxido de carbono a los 33 años.” Información tomada de una enciclopedia
virtual de acceso libre.
Kevin: Cuidado
con eso Susan ¿Cómo hizo para sumergirse en el río y aspirar el monóxido de
carbono?
Susan: Problemas
de traducción o de gramática, hay que ordenar los elementos. Seguramente me
metió al agua, es decir se dio un baño en el río y luego se encerró en su auto donde murió por
asfixia, ya que el monóxido de carbono, ingresaba al vehículo a través de una manguera.
Kevin: Dejó
una nota:
“Ante
todo he de decir que lo siento, lo siento mucho. He llegado a un punto en el
que el dolor de la vida supera con creces a las alegrías… en el que la dicha ya
no existe. Me persiguen los recuerdos de las masacres y los cuerpos”. Información
tomada del documental “La muerte de Kevin Carter” publicado en una página de
videos, de acceso libre.
El Mago Kevin da un
toque mágico, en dirección a la platea,
pero no se produce el efecto.
El Mago Kevin da dos
toques mágicos, en dirección a la
platea, pero no se produce el efecto.
Insiste varias veces
sin conseguirlo.
Kevin: Si
quisiésemos presentar un espectáculo espeluznante, podríamos bajar videos de la
web y editarlos, buscándole alguna lógica narrativa. Yo con mi varita haría un movimiento hacia
atrás, antes tú soplarías luego del conjuro, la música de presentación haría el
resto… y allí, en el fondo del escenario las imágenes fluirían, una detrás de
otra y tu yacerías en una silla, con tus miembros atados y con la cabeza fija hacia la
pantalla, tus ojos abiertos y sin la posibilidad de pestañear, porque unas
pequeñas pinzas no te dejarían y yo desde la punta de mi varita te colocaría
gota a gota lágrimas artificiales para impedir que tus globos oculares se
sequen.
Susan: Eso
es demasiado obvio, ya todo el mundo vio la película de Stanley Kubrick.
Kevin: Lo
que quiero decir es que una imagen congelada puede causar más estupor
Kevin
deja caer su varita, su galera y se arranca la capa. Luego toma el libro del
piso y lee.
Que
cualquier edición de imágenes en movimiento. De la página treinta y cinco,
final del segundo párrafo. “Fotografías como la que cubrió la primera plana de
casi todos los diarios del mundo en 1972 -una niña sur vietnamita desnuda
recién rociada con napalm estadounidense que corre hacia la cámara por una
carretera, chillando de dolor, con los brazos abiertos- probablemente
contribuyeron más que cien horas de atrocidades televisadas a incrementar la
repugnancia del público ante la guerra.”
Es
decir que si reproducimos una sola imagen bastará y podrá ser más efectivo que
una película que muestre muchas imágenes sucesivamente. Intentemos
representarla Susan, sin satirizar esta vez…
Susan: Ya
está, ya no funcionan tus trucos. En fotos y en discursos, autoinducida o
padecida, la muerte es la muerte. La propia Sontag se enfrentó a ella lentamente,
sin eufemismos, como Kong o la niña sudanesa tirada en la tierra unos metros
adelante del buitre, como Kevin aspirando monóxido de carbono.
Kevin: Déjame
intentarlo (Lee) de la página ciento
cincuenta y dos, segundo párrafo “Como cada fotografía es un mero fragmento, su
peso moral y emocional depende de dónde se inserta. Una fotografía cambia según
el contexto donde se ve…”
Susan: Ya
basta de leer, tu magia ya no funciona. La varita como falo, igual que la
cámara. Ya lo dijo Susan: “La
cámara como falo es a lo sumo una tímida variante de la ineludible metáfora que
todos emplean sin advertirlo. Por brumosa que sea nuestra conciencia de esta
fantasía, se la nombra sin sutilezas cada vez que hablamos de «cargar» y
«apuntar» una cámara, de «apretar el disparador»” Página veintinueve.
Kevin: ¿Cómo lo sabes?
Susan: Porque
lo sé.
Kevin: ¿Acaso
tú eres, Susan Sontag?
Susan: Ya no tiene sentido el castellano
neutro, se terminó. Yo soy Susan y vos sos Kevin, dos voces que están en este
escenario para ser vistas por ellos, el gran público. Esta obra no está
protagonizada por Kevin Carter y Susan Sontag como personajes, ya muertos, que
vuelven a este mundo a decir algo. No porque no pueda hacerse, no porque no sea
legal. Sería un procedimiento demasiado obvio.
Kevin: ¿Entonces? ¿Cómo terminamos este show?
Susan: Una
foto de la realidad asume un valor determinado de acuerdo al contexto en la
cual se la presenta.
Susan habla se quita
las botas y los guantes negros y los arroja a la platea. Muestra al público sus
manos y pies blancos.
El
niño o la niña en el suelo africano con el buitre detrás, podría haberse tratado
de un montaje o simplemente una oportunidad del fotógrafo, podría haber sido un
niño o niña defecando como se dijo, y haber muerto muchos años después de
fiebre salvándose del buitre.
Susan arroja hacia el
público la galera del Mago Kevin. Luego muestras sus manos blancas y limpias.
De
lo que no cabe duda es que ese cuerpo, el de la imagen, niño o niña, padece un
alto grado de desnutrición que ya habrá calado hondo en su organismo y que no
vivirá mucho tiempo más, de eso no se va
a escapar, de esas garras no se salvará jamás, aunque todas las naciones se
unan.
Susan arroja hacia la
platea la varita mágica del mago Kevin, luego de quebrarla sobre su rodilla.
Luego muestras sus manos blancas y limpias.
Lo que tampoco se puede negar es que Kevin
Carter, que podría haber sido un depresivo o un drogadicto en estado agudo, como
lo afirman sus allegados en testimonios de documentales, o que tal vez, según
la mayoría de las versiones, no soportó las opiniones que cayeron sobre él a
partir de la foto, o siendo benevolentes, no toleró el dolor que su cámara de
fotos tomó durante tantos años.
Susan arroja el libro
de Susan Sontag hacia la platea y luego muestra sus manos blancas vacías.
De
lo que no se puede dudar, retomo la idea, es que su cuerpo delgado fue
reconocido en la morgue, no hay fotos de esto.
Susan le quita el cinto
blanco al mago Kevin y lo inmoviliza atando sus manos por detrás de su cuerpo.
Luego muestras sus manos blancas y limpias.
Tampoco
podemos dudar, más allá de la inteligencia para escribir sus libros, de sus
inigualables novelas y ensayos críticos necesarios, a pesar de la persecución
que padeció, de la opinión pública y de los intelectuales, por sus
controversiales declaraciones sobre las políticas de su país. No hay dudas de
que el cuerpo de Susan Sontag se marchitaba tras largos años de enfermedad.
Susan se quita la
peluca que lleva puesta, mostrando una cabeza completamente calva, luego de un
instante tira la peluca a la platea.
Como
yo, como tantas mujeres.
Un
espectáculo de magia no puede apreciarse en su totalidad con un registro
fotográfico del mismo. En ese sentido, corre la misma suerte que una obra de
teatro, lo que acontece aquí es vivenciado por nosotros, ustedes (Por el público) los que estamos de este lado de la línea
divisoria.
Kevin y Susan miran por
un momento a los espectadores, con expresión de seriedad.
(Al público) Esto se está acabando, la
campana sonará en pocos minutos, los suficientes para el final.
Susan toma la capa
blanca que yace en el piso.
Les
diré lo que voy a hacer: voy a tapar la cabeza de Kevin con la capa ciñéndola por su cuello. Ustedes pueden sacar fotos con sus teléfonos
móviles, el espectáculo lo permite. Kevin va a ser el actor de la escena, yo
voy a ser la espectadora de esa escena, mientras dure el aire en su cuerpo,
ustedes verán la escena más grande como público y dispararán sus cámaras para
registrar todo el acontecimiento, todas las capas de “ficción”, entre comillas.
¿Podrían
encender las cámaras de sus teléfonos móviles por favor? Gracias… A la cuenta
de diez, podrán comenzar a gatillar.
Susan camina rodeando a
Kevin con la capa blanca en sus manos.
Uno,
dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve…
La capa blanca cae
sobre la cabeza de Kevin.
Apagón.
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